Dios tiene una manera de silenciar cada voz a mi alrededor con la intención de abrir mi corazón para escuchar el suyo. Puede que me sienta confuso y que me sienta frustrado, pero hay que tener en cuenta que en mi interior se está produciendo una temporada de crecimiento. Este proceso puede resultar muy solitario y, en ocasiones, muy doloroso. Al experimentar el cambio que es el aislamiento, es importante ser consciente del camino en el que Dios me tiene. Me niego a manipularme con tácticas de miedo porque me siento cómodo. Confío en Dios, confío en mí mismo. Y somos los únicos dos en este viaje.
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