Me he hecho amigo de este espíritu tuyo.
Me encanta cuando nos encontramos.
Porque cuando estás en silencio, su aura habla.
Pone palabras a todo lo que criticas.
Es un gran consuelo en momentos como estos.
Te juro que soy adicto a tu luz, por más tenue que sea.
Me mentiré a mí mismo y diré que me da visión, sabiendo que ninguno de nosotros puede ver.
Y entre el dolor, forzaste la risa para darle compañía a mi felicidad.
Para ocultarlo; un acto desinteresado,
mucho más amable que yo.